martes, 27 de octubre de 2009

CÓMO DUELE AHORA

Me acuerdo mucho de él. Siempre. Todos los días.
Pero desde que me visitó en sueños la semana pasada, si cabe, todavía lo recuerdo más.
No puedo quitármelo de la cabeza. No puedo.
Siempre me dolió su marcha. Pero ahora, cada día lo hace más.
Cada minuto que pasa se hace más desesperante al comprobar que no está, y que no lo estará más.
Que no volverá de este viaje y que todo lo que hay de él, es todo lo que tendré siempre. No habrá nada nuevo, nada más.
Que no volverá a escribir, a cantar. Que yo me lo perdí, que no lo aproveché como sé que me hubiera gustado hacerlo... no me dió tiempo.
Y ahora me he quedado vacía. Me siento partida en dos, me falta algo, y no puedo dejar de sentirlo.
Al principio era tristeza, era saber que se había ido, aceptarlo, y ya. Pero ahora, ahora se hace tan difícil aceptarlo sin más... es, que simplemente, no puedo dejar de pensar en él como si siguiera aquí. Necesito leerlo, escucharlo, demostrarme que sigue muy presente y que nunca va  a irse del todo.
Ahora es cuando de verdad duele su partida, cuando se nota, cuando se hace cuesta arriba y muy, muy pesada.
Nunca había pensado en todo esto porque siempre pensamos que a nosotros no nos van a pasar este tipo de cosas. Siempre somos a los que no nos va pasar... pero estamos equivocados. Muy equivocados.
Yo, aquel 8 de julio me fui de campamentos, y desde que volví no he vuelto a ser la misma. Nada ha vuelto a ser igual. Ni volverá a serlo nunca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario