lunes, 19 de julio de 2010

Por verte sonreir

Por eso, tan solo por eso, soy capaz de cualquier cosa.
Creo que no es la primera vez que lo digo de tí, pero es algo que no me canso de decir y de contarte...
Mírate. Estás radiante cuando lo haces. Es totalmente contagioso.
El simple hecho de que sonrías... es algo mágico.
Y particularmente, el hecho de que seas feliz.
Cuando apareciste en mi vida hace 5 años, supe que serías alguien especial.
Todo empezó de una manera que apuntaba a que así fuera y nuestra relación siempre se vio caracterizada por eso mismo. Pasara lo que pasase, nada iba a estropearlo. Y es que, ¡así ha sido!
Nada, nunca, ha logrado interrumpir lo que existe entre nosotros. 
Yo te quise tanto... tantísimo. Que pensaba que iba a morirme de amor. Tan solo 15, 16 añitos... y creemos que lo sentimos todo, que lo sabemos todo. No vemos más allá de nuestras narices.
Yo llegué a creer que jamás podría ver más que aquello.
Pero no. No. Porque cuando mi corazón se curó, descubrí todo un mundo que hasta el momento, aquella ceguera no me había dejado ver. Tenía ante mí a la mejor persona que podría pedir jamás para ocupar el puesto de amigo. Ese puesto que te has ganado a pulso, con creces. Ese puesto del que estoy tan orgullosa de otorgarte como mi mejor amigo.
Eres esa persona que se ha hecho necesaria e imprescinidible. Absolutamente imprescindible.
Aunque puedas creer que no es así. Juro que lo es. 
Te necesito Edgar. Y sobre todo, tu voz, tus sonrisas, tus miradas y tus abrazos.
Necesito verte bien, porque no soporto la idea de que alguien como tú, de que tú, esa persona que merece más que nadie el ser feliz, esté completamente deshecho. 
No soporto sostener tu mirada rota ni tus ojos tristes. Tu voz apagada, y tu sonrisa, que no termina de salir. Tus pensamientos totalmente concentrados en todo eso que te hace pequeño, y eclipsado por un sentimiento que no llegas a controlar.
Por eso vuelvo a centrarme aquí en tí. Porque has de saber, que comparta o no tus decisiones, en el momento en que las tomes, no hay contradicción que valga. Yo estoy contigo. Y estoy contigo hasta el final. Porque en tu triunfo, voy a ser la persona que más se alegre, y en caso de que fracases, los primeros brazos abiertos para no soltarte hasta que no estés preparado a enfrentarte al mundo, serán los míos.
Porque no quiero que jamás olvides ni pongas en duda todo lo que significas para mí. Y porque quiero lograr que creas en tí tanto como debes hacerlo. Porque eres tan tan tan increíble, que ni tú llegas a verlo. Y porque sobre todo, mereces ser feliz.

Te quiero Edgar



No hay comentarios:

Publicar un comentario