Hoy, te escribo porque cuesta hablar. Quizá, deba parar y aprenderte a olvidar.
Sé, que cada historia tiene un final. Verás, contigo se fue mi razón de ser.
Y no me sonroja confesar que inventé una escena sin final... para escapar.
Sé, quizá no quieras verme más. Igual, te quiero contar que aprendí a luchar.
Tenías la razón, con el tiempo haría tu canción cocinada en este corazón que busca tu perdón.
Y si después de hoy otros planes te seducen, voy a esperarte por si un día el sol te lleva a mi lugar.
- Tu canción de grease. Almas mudas
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