miércoles, 27 de junio de 2012

No ahora, no aquí

Suena el despertador y quisiera estamparlo contra cualquier cosa que pueda hacerlo callar. No me importa si se estropea, ni si el movil deja de funcionar. Me da completamente igual. No tengo absolutamente ninguna gana de levantarme de la cama, estoy cansada y todavía no he dado un paso. Cuando en la cocina abro la nevera no hay nada que me atraiga especialmente para desayunar. Y si no fuera porque en unas horas mi estómago no cesará de rugir, no probaría bocado. Dicen que hay que sonreír incluso cuando solo tengas ganas de llorar. Por eso paso la mayor parte del tiempo en el lavabo, maquillando mi apatía. Finalmente un poco de colonia y un pintalabios terminan con el disfraz. Unas gafas de sol que me escondan de la gente y unos cascos que me aíslen del sonido de mi alrededor. Un autobús repleto de caras con sueño y pocas ganas de trabajar y el tráfico que ralentiza, son el pan nuestro de cada día. La mañana transcurre más o menos amena en un puesto de trabajo en el que aprender a desempeñar el que llevo años soñando. Me gusta, estoy cómoda y distraída. Hora de volver, hora de comer, recaer, dormir, no querer despertar, café, apuntes, pocas ganas, cero ganas, ninguna gana. Impaciencia que aumenta conforme disminuyen las posibilidades, otro tipo de ganas que se me comen... y les dejo. Una foto, algún mensaje, varias canciones y muchos planes. No es el momento, no es el lugar. No ahora, no aquí. Miedo, temor, a no llegar, a no poder, a no dejar de querer. Impotencia, interrogantes, suspiros en vano, recuerdos de otro verano. Tengo las manos atadas, la mente saturada, los sentimientos desgastados... y mil ideas, un futuro... un futuro esperando. 

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