+ Pero tú lo ves como yo, ¿no?
- Supongo
+ No me digas eso...
¿Y qué es lo qué quieres que te diga? ¿Eh? Dime. Qué te digo. Que sí, que es la mayor locura del mundo. Que tienes toda la razón. Que los imposibles existen y nos hemos tirado de cabeza contra uno. Que se nos ha ido de las manos. Que lo más cuerdo de toda esta incoherencia, es frenarla. Y qué. No quiero.
Has tenido un mes entero para hacer que cada una de las cosas que descubría de ti, te alejaran de mi. Has tenido un montón de días para perder el interés y para hacérmelo perder a mi. Para aburrirme, para olvidarte. Pero te has empeñado en ganarme en cada minuto. Cada veinticuatro horas que pasaban, me calabas un poco más profundo. Y querías, te esforzabas en conseguirlo. Me has dado en cuatro semanas lo que nadie en años. Qué quieres, dime. ¿Que lo obvie, olvidarnos? Puedo intentarlo, pero fuiste tú quien dijo que un vicio así, no sería fácil dejarlo. No quiero. Ni siquiera así. Aun sin saber si volveremos a vernos. Tú me has traído hasta aquí. Deja que sea. Creamos que habrá beso, de nuevo.
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