sábado, 26 de mayo de 2012

¿Amigos? ¿Estás seguro?

Todo el mundo quiere tener un amigo, pero no todo el mundo sabe serlo. Se puede ser un gran amigo, de esos de toda la vida. Que pasan los años y las cosas siguen estando ahí, en el mismo lugar de siempre. Aunque pasen meses sin tocarlas. Hay amigos buenos, con los que te relacionas a menudo. Gente con la que compartes casi todo, y también con quienes compartes menos. Pero buenos amigos, al fin y al cabo. Personas que están en tu vida por un motivo. Uno que resume los muchos que en realidad hay. Son gente con quien un día compartiste un instante que se convirtió en momento. Y este, en muchos más. Amigos, porque te tienen presente en su día a día. Porque a pesar de las mil complicaciones de su vida, siguen teniendo cinco minutos para saber como te va en la tuya. Porque realmente les importa. Amigos, porque no necesitan resolver un jeroglífico para saber cuando necesitas que estén un poquito mas ahí que de costumbre, aunque solo sea para compartir una caña y una conversación. Amigos, porque tienen tantos errores como tú, y por ello saben omitirlos. Porque te quieren, seas como seas. Aunque las diferencias entre vosotros sean abismales. Aunque tengan que ponerte los pies en el suelo mas de una vez, o aunque hayas tenido que bajarlos a él tú. Amigos. Al fin y al cabo, amigos. Porque puede que no siempre tengan encendido el dispositivo que les avisa que los necesitas, pero compensan las mil veces que ha sido que sí. 
Los amigos nacen de la espontaneidad de un gesto o un acto, nada es forzado. Si alguien no es capaz de compartir contigo los momentos importantes de tu vida, disfrutarlos y celebrarlos por tí, mostrar el interés que merecen o el valor que tienen... no te confundas. No es tu amigo. A veces nos empeñamos en darle ese privilegio a personas sin habérselo ganado. Únicamente porque nosotros hace tiempo que nos ganamos que ellos nos lo dieran, y jamás lo hicieron. Debemos aprender a escoger con quien compartir nuestra vida. Si es gente que de verdad quiere estar contigo, o si únicamente son fachadas que ni sienten, ni padecen. De cara al mundo entero, es demasiado fácil abrir la boca para decir lo amigo que eres de alguien. ¿Lo complicado es llevarlo a cavo? ¿Demostrarlo? ERROR. Pues no debería serlo.
Es fundamental saber diferenciar un qué tal que se pronuncia por curiosidad, por interés... y uno que se plantea realmente con el verdadero interés de su respuesta detrás. Y cuando aprendes a ello, descubres lo tonta que has sido, o la suerte que tienes. 

1 comentario: