viernes, 27 de junio de 2014

Que tu realidad supere mi ficción

Treinta y siete días y todo, todo son sonrisas. Y ganas. Y él. Él, que aparece y se lo lleva todo por delante. Desde el tercer plasta de la noche, hasta el último bache donde hasta entonces tropezaba mi corazón cabeza. Y lejos de terminar, empieza. Porque se lleva mi número, también.  Y sigue, arrasa con todo lo que encuentra a su paso, con una naturalidad aplastante. Admirable. Y mientras, yo, me dejo enredar. Sin pensar. O sin querer hacerlo demasiado, porque no hay forma de frenarlo. Y todo se conecta, sin quererlo (evitar). Y entramos en un cuento sin sentido (aparente). Pero cuanto más leemos, más queremos. Cuanto más se complica, más nos engancha. Y así estamos. Aquí, allí, enganchados. Sonriendo, sin soltarnos. Sin casi saber, sin a penas poder. Pero nos miramos. Y es entonces cuando cobra sentido lo que parecía enterrado. Porque es difícil, pero no imposible. Porque somos distintos, no incompatibles. Y querer, es siempre poder, incluso cuando se está lejos. Porque la distancia es un problema menor, si la borras del cuento. Sé que habrá próxima vez y sé que volverá a haber beso. No tengo que irme a ninguna parte. Solo volver, regresar al que ha sido nuestro punto de encuentro.

1 comentario:

  1. Adoro tu blog, lo leo desde hace tiempo y no puedo evitar identificarme en cierto modo. Mi vida y la distancia, parece que siempre tienen que ir juntas jaja. Un beso enorme, grande.
    http://enesteladodelmar.blogspot.com.es/

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