martes, 20 de mayo de 2014

El secreto de la tortuga

Cuando alguien te arranca en sesenta horas más sonrisas de las que nadie pudo en años. Cuando coges mucha velocidad, pero para ir despacio. Cuando te brillan los ojos aunque esté lloviendo, o ya no te importa quien te hace de menos. Cuando solo quieres, del verbo soñar, o salir sin matar. Y te crees a los locos, porque te confiesas una de ellos. Cuando el riesgo sabe dulce y el misterio se revela sin miedo. Y te lo hacen (sentir especial). Esa sensación y no otra, en la que crees que lo utópico, por instantes, puede ganar. Y ya no escribes lo de antes, ni lo intentas, ni te sale. Ahí, es ahí cuando lo ves claro. Y es que todo ha pasado. Pisado. Por alguien, que colecciona tus descuidos para marcarte tantos. A tu risa, a tu genio, a tus ganas... y por qué no, en tus labios.


No hay comentarios:

Publicar un comentario