miércoles, 21 de enero de 2015

Risto, quiero aprender de ti

Ayer fue uno de esos días memorables, no por lo que ocurre, sino por lo que tú haces. Porque consigues lo que te has pasado años imaginando y lo transformas en un hecho. Actúas y se vuelve real. Dicen que si tienes un sueño debes aferrarte a él y no soltarlo hasta verlo cumplido. Suena utópico en realidad, pero qué queréis que os diga... pienso que es verdad. La vida es eso. Y a mi me ha dado siempre por soñar alto, no me sé conformar. Llevo años completamente enganchada a la forma que Risto Mejide tiene de comunicar. Me he visto todos y cada uno de los programas en los que ha participado. He comprado y leído todos y cada uno de sus libros. He disfrutado con cada uno de los artículos en los que se ha desnudado. E incluso he hecho lo imposible por tener la oportunidad de escucharlo hablar a escasos metros, en directo, fuera o no en mi ciudad. 
Ayer fui a verlo con las ideas claras, aunque asustada. Sabía muy bien lo que quería, pero no tenía ni la más mínima idea de como lo iba a hacer. No me conformo con aprender a través de mil soportes y hacerlo siendo una más. No, por la sencilla razón de que no quiero serlo. Yo quiero aprender y me encantaría aprender de él. Ayer me escurrí de mi butaca para darle en mano mi CV y después me colé donde descansaba tras su conferencia para que también me escuchara hablar. No busco un trabajo mañana mismo en Aftershare TV como la mejor creativa del mundo, porque todavía no lo soy. Pero sí traté de dar un paso más porque sentía la necesidad de que ahí, ayer, tenía delante de mis narices una gran oportunidad. 
Mi CV a día de hoy es plano. Tengo muchas más ganas que experiencia. No he hecho casi nada que pueda enseñar y que me pueda respaldar. Solo soy una mitadCOPY-mitadCREATIVA, locamente apasionada por todo lo que ama y especialmente, del mundo de la publicidad. Solo soy una veinteañera a quien todavía le queda mucho por hacer y por trabajar. Pero si todo camino se traza mediante pasos, lo que traté de hacer ayer fue saltar sin botas en un inmenso charco. Y mojarme, hasta salpicar. Yo no quiero ser como Risto Mejide, pero necesito aprender de él para ser la Ángela Álgora que quiero ser. Nunca he leído algo que me haya transmitido todo lo que él en tantas ocasiones ha conseguido. Tiene un no se qué que me aúpa. Que me ha impulsado desde el minuto uno en que escogí a lo que me quería dedicar. Y es a no dejar nunca de intentar destacar. Ni de trabajar. Y sobre todo, a luchar y a esforzarme por saberlo comunicar. 
Esto solo ha sido un paso diminuto. Esto, tan solo acaba de empezar.



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