martes, 4 de mayo de 2010

Gris casi negro

Aparentemente todo está bien, o casi todo. Entonces, no entiendo por qué me siento así. Hacía tiempo que no tenía esta sensación de asfixia tan complicada de sobrellevar... y lo que jamás me había pasado hasta ahora, era no haber logrado reunido las fuerzas necesarias para levantarme de la cama. Es súmamente raro todo esto.
Me encantaría que todo a mi alrededor fuera perfecto, al menos por uno o dos días. Los suficientes para que pueda estudiar sin parar, sin desconcentrarme cada media hora o sin levantar la vista de los apuntes.
Pero la perfección no existe, ni siquiera cuando la necesitas más que nada para seguir hacia delante. Ni siquiera de forma ficticia. Ni siquiera así.
Lo que siento es tan difícil de explicar... es como si estuviera en  una burbuja llena de pequeños agujeritos que hacen que pase todo este viento que hace en la calle y que tan incómodo resulta a la hora de querer moverte sin dificultad. Como si a la vez, esos agujeros me robaran el aire que tanto me ha costado acumular para sobrevivir en las próximas horas... y como si además, todo lo que queda fuera de la burbuja, fuera un espejismo. Todo lo veo extraño, todo es raro. Aunque puedo estar casi segura de que no es así, la sensación que me da es que la relación que tengo con todo el mundo ha cambiado, como que es diferente, que se deteriora lentamente. Y cabizbaja me obligo a reconocer que soy yo el problema, que o bien esto no está pasando, o que si hay algo de cierto en todo ello... soy la causa mayor.
Mientras tanto... pasan los minutos, después convertidos en horas... y en poco rato, en una mañana entera. Perdida, porque  no logro lo que quiero. Ahora mismo no le encuentro sentido a mi "querer es poder".

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