lunes, 20 de diciembre de 2010

Te pasas la vida detrás de objetivos fallidos. Quizá fueran posibles. Pero la vida hizo que fueran justo lo contrario. Quizás por eso, cada vez que uno nuevo se sumaba a la lista para desbancar al anterior, tenía un poquito más de dificultad para ganarse mi confianza. Ha llegado un momento en el que esa pequeña posibilidad de éxito que existe a veces, se ha vuelto remota. Y sea quien sea el nuevo fichado por el azar de mis sentidos, se vuelve  una meta casi imposible de alcanzar. Por eso, después de tantos años saltando entre decepción y decepción, evitando los mayores charcos de lágrimas que pude y siempre, asomando la cabeza tras el último escalón... ya no esperaba nada. Nada.
Pero de pronto, has aparecido tú. Y aunque estabas ahí, yo no te había visto bien. De repente, te veo más que nunca. Te veo mejor que a nadie. Te siento. Pero no tengo capacidad alguna de dar más pasos de los que doy, porque un fracaso más puede dejarme completamente kao. Y aunque me gustas, y no sabes cuanto... todavía me quiero un poquito, como para no dejarme arañar más. Intento pisar únicamente sobre seguro... aunque por eso mis suelas no están ni un poquito gastadas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario