jueves, 6 de marzo de 2014

Hoy hablamos de mí, si te parece

Me he dado cuenta de que soy una especie en extinción. No es por dármelas de ser más o menos que nadie. Ni mejor, ni peor. Solo sé que hago algo, que no sé de nadie más que también haga. Que los habrá, oye, no digo que no. Pero no tengo el placer de conocer. No sé porqué me tiene que ocurrir a mí. Porqué tengo que tener la empatía tan excesivamente desarrollada. Tanto, que lejos de ser una virtud, se ha convertido en un defecto. No sé si es que no soy yo y que es el mundo, que es egoísta hasta la médula. O que el problema viene conmigo y debería centrarme algo más en mí para no llevarme tantos chascos. La cosa es que no lo consigo evitar. Pero en contraposición, siempre consigo sorprender. Hasta a mí misma, por imbécil. Y es que tiendo a pensar y acertar en lo que la gente quiere, a veces, incluso antes de que lo sepan. Suelo aparecer de mil formas para robar sonrisas, que luego colecciono, pero fíjate tú de lo que me sirven. Porque ya me dirás, quién luego me las roba a mi. Sí, para qué nos vamos a engañar... la reciprocidad está bastante bien cuando se utiliza. Lo que pasa es que escasea. Está guay que hagan algo que no esperas ni de coña, por tontería que parezca, pero que te despierta la ilusión que ni sabías que tenías. Está bien, ¿no?. Digo. Porque yo tampoco es que lo sepa mucho. La ejecución se me da un tanto bien, lo que pasa que de reacciones ya no sé tanto. Que no las padezco, vaya. Igual es que estoy un poco lejos, pero yo es que pensaba que ese era motivo de más. Y serán tonterías, ojo, que no lo niego. Pero que me apetecía ponerme en el rol de egoísta yo por un rato, a ver qué tal se estaba.  Y tampoco es que siente muy mal. Por el momento, la única que me da pena, soy yo misma. Igual forma parte del egoísmo. O espera... ya sé, dímelo tú, que se te da de lujo.

1 comentario:

  1. Al final recogemos lo que sembramos, o eso dicen. Y espero que recojas el doble o el triple de felicidad que repartes :)

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