viernes, 29 de julio de 2011

Señales

Voy sola, sin frenos, sin dirección. Acabo de salir a una enorme carretera donde me cruzo con infinitud de vías. Especialmente veo tres. Pero no sé por donde girar, ni qué dirección tomar. Lo peor mejor, es que no puedo parar. Insisto, voy sin frenos. Sola, avanzo todo recto. Despacio, porque no tengo prisa por llegar a ningún lado. Pero sí despacio. No sé donde quiero llegar, pero sí se como quiero hacerlo. Tiene que ser bien. El destino que se ve a lo lejos es bonito. Aparentemente bonito. Está lejos, pero el camino es agradable. No hay baches, no me hace ir rápido ni me obliga a esquivar obstáculos. Simplemente... deja que vaya como yo quiero, haciéndome el recorrido lo más cómodo posible. Sé que hay más direcciones. Casi no he arrancado, y ya veo  posibles giros, incluso retrocesos. Pero no hay señales. Y si las hay, no se ven bien. Las necesito más grandes. No prometo un desvío seguro, pero sí el meditarlo. Y por qué no, tomarlo si me convence. Y es que, como ya he dicho, voy sin frenos y sin prisa. Lo único que tengo es ganas. Ganas de tener un viaje agradable. Solo necesito unas buenas señales en imperativo que me indiquen y ayuden en mi recorrido. 

3 comentarios:

  1. Creo que sabes conducir muy bien.
    Me encanta este rincón. Aquí me quedo.
    Dos besos.

    ResponderEliminar
  2. hace mucho que no me pasaba por aqui, pero me alegra averlo hecho!
    bonitos pensamientos e interesante forma de vida!

    besitos Ü

    ResponderEliminar
  3. A veces las señales existen, lo que pasa es que estamos tan ciegos que no las vemos. Por eso, abre bien los ojos, que el sol no te impida ver, y mantente alerta. Ya me contarás.

    ResponderEliminar