jueves, 29 de marzo de 2012

Mi verdad universal

Hoy es un día de esos en los que todo lo que tengo dentro se alborota de una manera sobrehumana y se esfuerza con más ganas que nunca por salir. Hoy es un día de esos en los que lo veo todo con una mayor claridad, en los que tengo más fuerza para todo, incluso para decir la verdad. Me siento tan bien y tan viva que sé que puedo contarlo y gritarlo a los cuatro vientos si es necesario, para que se enteren hasta en la otra punta del mundo. Soy auténtica y estoy orgullosa de sentirme así. Sé que lo soy y doy gracias a la vida y a la educación que he recibido por encontrarme ahora mismo en el lugar que estoy. Exactamente en el que quiero estar. Doy gracias por haber encontrado mi sitio sin haberme detenido a buscarlo. Por ser feliz. Porque no engaño a nadie (Las pequeñas mentiras piadosas no cuentan. Pequeñas, he dicho). Porque no tengo ningún miedo a mostrarme tal y como soy, sin importarme el qué dirán. Porque sé distinguir perfectamente quien sí lo tiene y por mucho que me joda, estoy rodeada de demasiada gente que sí lo tiene. Me da absolutamente igual lo que piensen los demás de todo lo que soy, hago o siento. Me importa muy poco si no gusto, no soy lo suficientemente "algo" que alguien espera. Me es indiferente lo que provoque en los demás que sea tan inmensamente feliz en un concierto, sea de quien sea, que me desviva por mostrar al resto del mundo en lo que creo, o que la ilusión a veces se me coma. Me da risa que a alguien le parezca que mis pendientes de perla no queden bien con el aro que pienso hacerme en la nariz, que la música de Bustamante no es compatible con que ame la de los Beatles o que crea que los imposibles se pueden lograr. 
Me río, porque me divierto haciéndolo. Me río, por quien cree que vale la pena ser feliz engañado. Me río porque parece que el mundo está ciego aparentando ser quien no es, dejándose llevar por corrientes y por ideologías. Me río por quien ha encontrado la suya. La mía está en las calles, no existe ninguna organización que la represente un poquito siquiera, porque cualquier ideología convertida en organización, se pierde entre montones de dinero y poder. Me río por quien se adapta a lo cómodo para no creer en que las dificultades se pueden solucionar, porque lo cierto es que en sus vidas, están igual que en las de todos. 
Pero sin embargo, sigo sintiéndome bien. Mejor que nunca. Porque a pesar de todo, absolutamente todo, me siento auténtica. Sabiendo, que muchas de las cosas que me rodean no lo son. Sabiendo que hay mentiras a mi alrededor, que creen estar ocultas, pero no es así. Sabiendo que todo esto que soy, lo leeréis muchos en un rato y que me dará igual, porque quien me quiere, está. Está siempre, está de verdad, está transparente. Sabiendo, que esa transparencia no se alcanza a contar con los dedos de una sola de mis manos. Ya no queda casi nadie. El mundo se ha vuelto esclavo de demasiadas cargas pesadas. La mía quizás sea la más dolorosa, pero es la única que no se puede escoger. De lo único que soy esclava yo, es de mis sentimientos. Y si tengo que pedir perdón por algo, o quizás arrepentirme, es por culpa nada más que de ellos. Sin embargo... hay demasiadas fachadas a mi alrededor sosteniéndose por cargas mucho menos convincentes. Demasiados autoengaños y antifaces. Y no seré yo quien los descubra, aunque los conozca. Insisto en que yo sé como soy. Y aunque tenga los enormes defectos de depender de aquellos a quienes quiero para ser un poquito más feliz, de ser una inmensa cabezota, de no poder remediar mi impuntualidad, de ser perezosa máxima y una gritona.... lo cierto es que hoy, sé que todo en lo que creo, es de verdad. Que yo soy de verdad. Y es lo único que me importa ahora mismo. Porque de repente, en este exacto instante, lo que penséis cuando leáis esto, ha dejado de importarme.



2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  2. y que guapa eres, y que bien escribes!

    ResponderEliminar